Existe un sentido ausente de conocimiento de quién es Dios. En vez de entrar de lleno a conocerlo, hemos creado una imagen a nuestras propias ideas y necesidades, dejando a un lado el sano temor de Dios.
Para introducirse al Reino de los cielos, es necesario conocer al Señor y demostrarlo diariamente. Nuestras actitudes serían distintas, nuestra adoración sería asombrosa, saldríamos más rápido de las aflicciones y podríamos perseverar con más libertad.
Es más fácil soltar el pecado que soltar lo que nos gusta... ahí es donde somos medidos.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Salmos 119:71 (NVI)
Me hizo bien haber sido afligido, porque así llegué a conocer tus decretos.

Comentarios
Publicar un comentario