El cristiano debe tener claro qué es congregarse, más allá de encerrarse en cuatro paredes y escuchar un sermón.
La vida espiritual de un hijo de Dios debe desarrollarse más allá de una actividad pasiva de recibir palabra cada domingo y realizar actos religiosos que rayen en los ritos y las tradiciones.
La salvación recibida por el sacrificio de Jesús debe convertirnos en personas deseosas de adorar a su Padre en espíritu y en verdad, con anhelo de servir y de compartir la alegría que significa ser uno de los redimidos.
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Versículos revisados en la prédica (RVR1960):
- Hebreos 10:7-9 = 7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad,
- Como en el rollo del libro está escrito de mí. 8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), 9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
- Mateo 12:6 = Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.
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