Si eres nacido de Dios, tienes que andar en el Espíritu y no en la carne, pues al vivir de esa forma es mucho más fácil recibir la promesa de Dios.
La Palabra nos lleva al objetivo para el que nos designó y entonces podemos vivir en agradecimiento y gratitud.
- Números 23:19 = Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta.
- 2 Corintios 1:20 = porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
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